martes, 17 de mayo de 2011

Cambios y polémicas

Me ausento unas semanas por exámenes y el mundo da vueltas de campana. Últimamente no dejan de suceder acontecimientos que por unas cosas o por otras trastocan a la sociedad. Algunos cambios son para bien, otros para mal. El mundo está loco y me tocará contarlo.


Como sucede con los partidos de fútbol Real Madrid-Barça, cada vez que tenemos una nueva boda real europea, hablamos de boda del siglo. Esta vez le ha tocado a la parejita por excelencia del Reino Unido: el príncipe William, primogénito de la malograda y querida Lady Di, y la plebeya Kate Middleton. El 29 de abril se daban el "sí quiero" en la Abadía de Westminster ante unos 1.900 invitados. Lo más destacable no fue la austeridad que parece ser que iba a reinar debido a la crisis, pues más quisiera yo una boda así para mí, sino la espectación que había creado el vestido de la novia. Pero sinceramente, yo me quedo con los tocados de las hijas del príncipe Andrew y Sarah Ferguson, Beatrice y Eugenie; y con los taconazos de la embarazadísima Victoria Beckham.
Las comparaciones entre Kate y su suegra no han cesado desde que empezó la relación con William hace ocho años, esperemos que al menos no acabe como ella y por si acaso, para no estresarse demasiado, tras la luna de miel, se tomarán dos años sabáticos. Como debe ser.


Saltando de la Abadía de Westminster al Vaticano nos encontramos la beatificación del anterior Papa Juan Pablo II. Habiendo transcurrido tan sólo seis años de su muerte, el 1 de mayo el actual Papa Benedicto XVI elevó a los altares a su antecesor, gracias al cual está donde está. La milagrosa aparición de un presunto milagro que realizó Karol Wojtyla al curar de Parkinson a Sor Marie Simon, una monja de 46 años, ha dado luz verde a tan glorioso acto que algunos llevaban tiempo esperando. La polémica entorno a los abusos a menores cometidos por el fundador de los Legionarios de Cristo, Marcial Maciel, no ha impedido que se mostrara la sangre de Juan Pablo II ante miles de cristianos que abarrotaron la plaza de San Pedro presentándola como una reliquia. Fetichismo eclesiástico.


"Mundo... Bin Laden... Ha muerto". El presidente estadounidense Barack Obama informaba de la muerte del líder de Al Qaeda responsable de los atentados del 11 de Septiembre del 2001. La "Operación Gerónimo", bajo el mando de Operaciones Especiales de los Estados Unidos, ponía fin a la vida del terrorista, que se encontraba desarmado, en un tiroteo en Abbottabad, Pakistán, donde lleva varios años escondidos. Fueron cinco las víctimas mortales y, antes de que se certificara que se trataba de Bin Laden comparándose su ADN con el de su hermana, los norteamericanos tomaron las calles celebrando y festejando tan importante acontecimiento. La polémica está servida y mientras la administración se preocupa por investigar si el terrorista contó con el apoyo del Estado pakistaní, se deja a un lado la cuestión sobre si se actuó correctamente o debió juzgarse al responsable de tantos crímenes. El mundo ya espera las represalias de Al Qaeda.


Los árabes continúan su propia epopeya contra los regímenes autoritarios a los que están sometidos. La guerra en Libia prosigue y, mientras los leales a Gadafi no se rinden, los aliados bombardean los principales puntos estratégicos del país causando numerosos muertos daños colaterales. Las víctimas civiles aumentan cada día ante la trascendente cuestión de quién mata más a quién.
Siria también vive su particular guerra. Tras las avances de los que informamos, se dan pasos atrás y se recrudece la represión. El presidente sirio Bachar el Asad acomete asesinatos masivos, desapariciones y detenciones indiscriminadas contra todo aquel contrario a su mandato. ¿Se intervendrá o hacen falta más víctimas?


Para terminar, qué mejor manera de hacerlo que con la reina de la polémica. Sí, me refiero a Lady Gaga. El 15 de abril estrenaba "Judas", el segundo single de su nuevo disco, "Born This Way", que verá la luz el 23 de mayo. Las reacciones de los grupos más conservadores de la Iglesia Católica no se hicieron esperar, desacreditando y descalificando a la polifacética cantante, y es que la canción habla de que se enamora de Judas, el apóstol traidor que vende a Cristo. Pero la guinda la puso, sin duda, el videoclip, que se estrenó el pasado 5 de mayo ante una gran espectación y alguna que otra filtración. En él, Lady Gaga se mete en la piel de una heavy y motera María Magdalena, convirtiendo el Nuevo Testamento en una "Electric Chapel". Así, mientras algunos cristianos se llevan las manos a la cabeza sintiéndose gravemente ofendidos, el resto del mundo se esfuerza por aprenderse la coreografía esperando el lanzamiento del último disco de la diva del pop.

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